martes, 3 de marzo de 2015

Miedo y fobias infantiles. Qué son y cómo superarlos.

Todos, como personas individuales, hemos tenido o tenemos fobias o miedos. Parece que cuando uno llega a la madurez tiene  más recursos para afrontar dichos trastornos, pero ¿cómo puede hacerlo un niño en su etapa infantil?


Para poder detectar una fobia o miedo infantil, primero debemos saber cuales son sus características:

  • Pues bien, los miedos infantiles son transitorios, es decir, no duran toda la vida ya que al madurar, estos remiten gradualmente. Por este motivo, La Asociación Americana de Psiquiatría (http://www.psychiatry.org/) nos exige que para diagnosticar dichas fobias es necesario que perduren un mínimo de 6 meses.
  • Por otro lado, son leves. Esto no quiere decir que no sean importantes, si no que no son equiparados a los miedos adultos. Las respuestas de los niños ante los pensamientos negativos es menor que la de los adultos, y por ello el trastorno es menor.
  • También son evolutivos por lo tanto, aparecen, alcanzan su máximo esplendor y desaparecen.


Debemos diferenciar entre aquellos miedos que son evolutivos y que desaparecen con la edad, de aquellos que tienen una naturaleza clínica, que perduran en la madurez y que necesitan tratamiento psicológico.

Los miedos y fobias infantiles, no sólo producen un malestar psicológico en el niño, si no que también hay reacciones psicofisiológicas (aumento del pulso, respiración acelerada), conductuales (evitar las acciones que le producen miedo o dejar de hacerlas, alteración del comportamiento) y cognitivas (pensar que el estimulo que le causa el miedo es una amenaza, expectativas de daño). Esto es lo que se le llama El sistema de triple respuesta que es muy común en la ansiedad infantil. Para poder entender mejor este sistema y detectar estas respuestas problema, os dejamos una tabla con algunos ejemplos:


Psicofisiológicas
-          Sudor en temperaturas normales; frío en la espalda
-          Presión arterial alta; respiración acelerada; pulso irregular
-          Espasmos; entumecimiento
-          Sensaciones de ahogo; suspiros

Conductuales
-          Cambiar la ruta a la vuelta del colegio para evitar al perro que hay en la casa que le queda de camino
-          No acudir a los análisis de sangre
-          Voz temblorosa; rabietas
Cognitivas
-          Situación amenazante: “Ese perro es muy peligroso”
-          Inferioridad: “Soy débil”
-          Evitación: “No voy a ir al médico”
-          Preocupación:  “Y si me desmayo en el médico”
-          Expectativas de daño: “La pincha me hará daño”


Obviamente, las situaciones son infinitas pero fácilmente detectables ya que trastocarán la vida rutinaria de la familia, y la estimulación de estos miedos puede ser externa (animales, sangre, ascensores, etc.) o interna (vértigo, preocupación, etc.)

No vamos a entrar en detalles sobre los diferentes tipos de fobias y miedos que existen, pero si es importante tener en cuenta de que hay una serie de estimulantes que provocan que los niños generen sus miedos. Antropológicamente, el ser humano está "programado" para responder de una manera fóbica a los estímulos que amenazan contra su supervivencia, y esto es algo que todos llevamos implícito en nuestra naturaleza. Por otro lado, como padres estamos dispuestos a proteger a nuestros hijos de lo que sea y en ocasiones esto supone una sobreprotección que hace a los niños más vulnerables. A modo de ejemplo: Es muy común que los niños esten absortos en las maravillas que les rodean y quieran investigarlo todo. Por ello, cuando vemos que nuestro hijo o hija se acerca a un perro que ve en la calle, reaccionamos de una manera exagerada utilizando frases como "no te acerques, es peligroso" o "¿No ves que puede morderte?"


Un buen método es preguntarle tranquilamente al dueño del animal si es seguro tocarle y si lo es, guiar al niño hacia un contacto. Por el contrario, si el dueño no lo recomienda es mejor decirle al niño que al animal no le gusta que lo toquen y que tiene que respetarlo. Así, podemos evitar futuros miedos o fobias relacionadas con los animales. Os recomiendo este post sobre qué hacer en estas ocasiones: http://www.mundoperros.es/%C2%BFque-hacer-cuando-se-acerca-un-perro-extrano/

Por otra parte, la observación puede llegar a provocar miedos y fobias en los niños. ¿Cómo puede ser esto? Pues es tan sencillo como el hecho de que un niño vea, por ejemplo, películas o series en las que animales, objetos o personas son moldeados para parecer terroríficos. Incluso, se pueden generar fobias al observar una situación negativa por la que está pasando un adulto, como ver a uno de los progenitores asustarse ante algo.

¿Cómo puedo hacer que mi hijo o hija supere sus miedos y fobias?

Obviamente, antes de poner en práctica cualquier intervención se debe acudir a una consulta psicológica en la que un profesional pueda guiar las técnicas adecuadas en cada caso. No debemos olvidar que todas las personas son únicas y diferentes, y por lo tanto cada uno reacciona de diferente manera ante distintos estímulos.

Bien, vamos a mencionar varias técnicas, que en nuestra opinión, son efectivas y divertidas para el niño:

  1. TÉCNICA DE LA TORTUGA
Es una técnica muy efectiva para las famosas rabietas infantiles, ya que se trata de un juego en el que se le pide al niño que cuando se le diga la palabra clave "tortuga", imagine a una tortuga que se esconde dentro de su caparazón, y una vez allí, cerrando los ojos y relajando la musculatura, busque alternativas para solucionar la situación por la que está pasando.


Postura de la tortuga


  2. RELAJACIÓN:

Hay muchos tipos de relajación, pero las más utilizadas son la relajación muscular y la respiración. Dentro de la Respiración hay numerosas técnicas que poner en práctica, como son El globo, en el que el niño se convierte en un globo que se hincha y se deshincha para conseguir un estado de relajación, o El tazón de Colacao, técnica grupal en la que se les pide que imaginen que tienen un tazón calentito de Colacao entre las manos y que a través de la respiración jueguen con el humo que desprende ese agradable tazón. 

Como ejemplo de relajación muscular nos encontramos con la actividad Tan duro como una piedra tan ligero como una pluma, en la que el niño usará la tensión y la destensión para relajar sus músculos. 


  3. IMAGINACIÓN GUIADA:

!Qué tan poderosa es la imaginación! Y es que es un arma muy poderosa y muy útil en el tratamientos de muchos síndromes y trastornos.

Esta técnica pretende comunicar el cuerpo y la mente utilizando todos nuestros sentidos junto con el movimiento para alcanzar un estado de relajación. Se trata de crear imágenes mentales de ocio y placer que conduzcan al niño a la relajación.


Os recomiendo leer para más información, La relajación para los niños, material recogido por Blanca Mas Hesse y Belén Marina Gras para el curso de Terapia Cognitivo Conductual en la Infancia y la Adolescencia. 


Por último, recalcar que también se pueden usar técnicas como La economía de fichas o el modelo ABC para niños.




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